domingo, 26 de febrero de 2012

Paseando por Cádiz

  En estos días en los que suenan chirigotas y la fantasia está en todas partes me es imposible no acordarme de Cádiz, una ciudad andaluza llena de jubilo de la que guardo unos recuerdos inolvidables.

  
 La primera vez que vi llover en el mar fue en la costa gaditana y aún recuerdo el olor de ese mar y como el horizonte se perdía entre las olas, las nubes y la  lluvia. Las gaviotas volaban bajo cerca de mí y de las barcas de los pecadores en la playa de La Caleta.
 Cuando cesó la lluvia las nubes empezaron a desaparecer que dieron paso a un día soleado y que mejor opción que visitar cada rincón de de esta preciosa ciudad y disfrutar de la alegría que allí se respiraba.

 La playa estaba llenas de familias, amigos... que se divertían con juegos de mesa, pelotas... cuando nos sorprendió una compañia de teatro que representó comicamente un día de playa de una familia convencional, cautivando a todo el mundo con ese humor gaditano inigualable.


                             

 La noche me transportó a las barbacoas del Carranza cita a la que nadie se pude resistir, un lujo que en la mayoría de las costas no se pude disfrutar, barbacoa en la playa con amigos y lugareños que acogen con amabilidad a todos los turistas que disfrutan del encanto de esta ciudad.
 Y me quedo sin palabras para describir los  fuegos artificiales, de esta fiesta, que dejan su reflejo en el mar llenándolo de color y haciendo de Cádiz una ciudad de ensueño.